Biblioteca pública de Paraguachón Juan Bautista Lara Deluquez
Centro de interés local virtual de Paraguachón,
La Guajira

Pasantías en bibliotecas públicas

Este espacio está dedicado a la recopilación de las experiencias vividas durante la realización de la pasantía en bibliotecas públicas de la red de bibliotecas públicas de la Biblioteca Nacional y el Ministerio de Cultura.
Aquí les presentamos los resultados obtenidos por el proyecto "Consolidando nuestros telares". Este se realizó con el fin de rescatar y fortalecer los saberes locales de la comunidad de Paraguachón, al igual que, la dinamización de los servicios básicos de la biblioteca Juan Bautista Lara Deluquez.
Tejido e identidad paraguachonera
El objetivo de esta pasantía, era lograr condensar lo elementos constitutivos de la identidad del pueblo de Paraguachón. Uno de los ejes de trabajo fue el rescate del significado de uno de los elementos, la práctica del tejido wayuu.
No obstante, la diversidad del pueblo, impulsó a la búsqueda de esos otros elementos que hacen que los habitantes de esta población fronteriza sean singulares y únicos respecto a otros lugares de Colombia y del mundo.
A través de actividades como los talleres de tejido, se iniciaba a los niños asistentes en el conocimiento básico de esta práctica cultural. Además de aprender a tejer, los participantes conocían cuales son las bases, los significados y la importancia del tejer para la comunidad wayuu.

Mito fundacional wayuu
Wayuu kaamairü
El tejido, mito y leyenda
"... Wale ´kerü es la araña,
la única que enseñó a los wayuu.
Haciendo caminitos les mostró la forma
de tejer y crear los dibujos..."
Wale´keru siempre hace los dibujos
antes de la primavera"22*.
Significado del tejido para la comunidad wayuu
Los Wayuu le preguntaban que cómo lo había hecho y ella entonces comenzó a contarles...
Ware’kerü enseñó primero a una sola mujer... Yo les enseño a tejer, si a cambio ustedes me dan un burro o una cabra... les decía. Entonces los Wayuu le dieron sus prendas y collares.
Wale‘kerü se enamoró de un Wayuu y un día se fugó con él.
Él, la llevó donde su familia y la madre del Wayuu le dijo: ...toma éste material para que hagas las fajas... y Wale’kerü se comió todo el algodón. De su boca salía el hilo ya torcido y preparado.
Wale‘kerü tejía por la noche y al amanecer ya tenía una faja hecha. Un día Wale’kerü dijo a los Wayuu ustedes creen que yo soy una cualquiera ... vengo a observar que no han podido hacer lo que ustedes aspiran... Entonces Wale’kerü empezó a hacer un caminito con cada dibujo y ellos aprendieron.
Enseñaba a las muchachas que permanecían en el encierro: les pedía mucha atención, que no miraran hacia los lados, que no se distrajeran, pues ella no podía estar enseñando
siempre... Las mujeres Wayuu aprendieron entonces de Wale’kerü y ésta las observaba cuando
tejían en el telar.
Ellas le decían: quítate! tú eres muy pipona... qué haces aquí pipona! Ella les respondía: ...si supieran ustedes que tengo en mis manos los mejores dibujos y que se los voy a regalar...
Fue en ese momento cuando Wale’kerü y los Wayuu se comunicaron para hacer lo que hoy es Kanasü, telaraña.
Ruluma es el comején, el que enseñó a remendar a los Wayuu.
Una mujer Wayuu tenía dos telares: un día tejía en el uno y otro día lo hacía en el otro. Todas las noches regaba agua, ceniza caliente o prendía fuego cerca al telar para evitar que Ruluma llegara y éste al darse cuenta decidió hacerle una prueba. Una noche la Wayuu tuvo un sueño en el que Rulumale decía: ... tú sí trabajas mucho ... tú sí tejes mucho ... y ella afirmaba: ... yo sí trabajo mucho ... yo sí tejo mucho. ... Entonces Ruluma le dijo: voy a ponerte un trabajo para ver si tú das con él.
Ruluma le picó la tela del primer telar y ella la remendó; luego le picó la del otro telar y también la reparó.
Fué así como la Wayuu aprendió a remendar y fuéRuluma quien le enseñó.
Kanasü lo enseñó Wale’kerü.
Los Wayuu soñaron con un árbol lleno de telarañas en sus ramas. Buscaron el árbol y en su corteza hallaron los dibujos que hoy día son Kanasü.
Cortaron un trozo de la corteza y amarrándolo por el centro con un hilo lo colgaron en el telar para iniciarse en Kanasü..
Con palitos de ese árbol, trenzados con hilos de lana o de algodón los Wayuu forman la Kanaspi.
La Kanaspi es una pulserita que se pone la mujer cuando quiere aprender el arte de Kanasü. Le da inteligencia, creatividad, paciencia**.
* Artesanías de Colombia. Wale’Kerü, segunda parte. http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/modosycostumbres/wake2/pag24-29.htm
** Artesanías de Colombia. Wale’Kerü, segunda parte. http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/modosycostumbres/wake2/pag24-29.htm
Y para ti, ¿Qué es ser paraguachonero?

Migual Mora, corregidor de Paraguachón

A la hora de preguntarle a personajes del pueblo, que significaba para ellos ser y vivir en Paraguachón, encontramos una palabra en común en todas las respuestas: orgullo. El ser paraguachonero es una persona capaz de resistir las inclemencias del calor guajiro, sobreponerse a las limitaciones del ambiente y vivir, en todo el sentido de la palabra.
Paraguachón nació de una comunidad wayuu, su primera esencia es producto de esta comunidad indígena, del wayunaiki se deriva su nombre. Sin embargo, en la actualidad, la diversidad humana y cultural del pueblo ha crecido con el tiempo. Su carácter de zona fronteriza hace de este lugar puerto de llegada y partida. Con una población flotante considerable, intentar condensar los parámetros identitarios del corregimiento se vuelve un reto.
En este rincón de Colombia confluye la tradición wayuu mezclada con un espíritu nómada y trashumante. Además, se mezclan acentos guajiros, caribeños, paisas, maracuchos, caraqueños, santandereanos y paisanos. La identidad de Paraguachón está justamente en la diversidad de sus habitantes, los cuales, sin necesidad de haber nacido allí, lo acogen como su hogar.